Me hace sentir sudada y sucia

Confieso que me encanta el olor de mi chico cuando acaba de hacer ejercicio, el olor a sudor, ese olor a él me encanta.
Me encantaría que algún día llegase de correr, con sudor en la frente, en el pecho en todas partes, y yo estuviese esperándolo, duchada, arreglada de sport, pero limpia, con los labios pintados de rojo. Y que cuando llegase se fuese directo a la habitación dejando ese aroma. Ese olor de haber hecho deporte tan sexy.
Dejaría que llegase al cuarto y que se quitase la camiseta, las bambas y los calcetines, nada más. Para subirme a la cama, llegar por detrás y comenzar a besarle el cuello poco a poco, absorbiendo el olor, poniéndome cachonda. Cogerle las manos para impedir que se escape. Tocarle.
Y no le quitaría el pantalón, no dejaría que se lo quitase. Lo tumbaría y me pondría encima. Besarlo, lamerlo, rozar mi coño húmedo encima de él. Que notase mi humedad. Y notar como poco a poco crece su erección.
Bajarle el pantalón, olerlo entero, cada centímetro de piel antes de su ducha y rozarme contra él, hacerle una mamada. Lamer entera su polla húmeda mientras lo huelo, esa sensación de volver a lo más primitivo, al sexo más puro.
Sentir que me ensucie, que me hace sudar, que me chupa, me lame, me hace sentir sudada y sucia y me folla, primero poco a poco y después fuerte, con rudeza, marcando su posición, marcando que él manda.
Que me lleve al éxtasis mientras retiene mis manos encima de mi cabeza y me mira a los ojos fijamente, viendo como todo mi cuerpo va a su compás, que todo huele a él.
Yo me acabaría corriendo, lo sé, porque tendría su olor metido en la cabeza, en la piel, en todas partes. Y me encantaría que el terminase corriéndose dentro de mí, que notase su placer en lo más profundo de mi cuerpo. Quiero sexo primitivo, salvaje, húmedo, pero sin embargo, quiero un beso tierno al final, un beso que demuestre nuestro amor.