Su andrógina voz era demasiado para mí

A Sexual Fantasy

— By NinaBalbo

Trans para mí significa cuerpo rebelde. Siempre he querido estar con una trans, con una hermosa mujer manguera. Soy de hábitos monógamos. A lo largo de los 10 años que llevo con mi novia, he mantenido nuestro pacto de exclusividad sexual. Empecé a violar este pacto por internet. A través de las redes sociales, conocí a una activista trans, trabajadora sexual. Me gustó por su inteligencia, su valentía, su fuerza y su compromiso social. Hablamos mucho. Nos gustamos bastante. Chateando, un día, nos confesamos la mutua atracción que sentíamos y empezamos a decirnos cosas que nos ponían calientes. Una cosa nos llevó a la otra. Encendimos la webcam. Su andrógina voz era demasiado para mí. Estaba excitadísima. Se desnudó, se acarició los hermosos pechos redondos y deslizó su mano a lo largo de su hermosa polla una y otra vez. Me encantó ver como este miembro fláccido iba cobrando vida y desée abrazar el proceso con mi mano. Nos masturbamos acompañándonos gracias a las nuevas tecnologías. Me corrí dos veces. No dejé de pensar en ella en toda la semana. Compré un billete para ir a verla a Barcelona. Me fascinó su cuerpo, su olor, su mirada... Al fin llegó el ansiado momento en que pude dar vida a su miembro con la destreza de mi mano. Mientras me penetraba y me acariciaba el clítoris, sus pechos bailaban sobre mí. A lado de la cama destartalada había un espejo que me permitía contemplar el juego de la contracción y distensión de los músculos de sus glúteos, resultante de su ir y venir. Es una de las imágenes más eróticas que guardo en la memoria. Y los tranquilos besos y abrazos posteriores fueron dulces y tiernos. Una experiencia inolvidable.

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