"LA DE COSAS QUE SÉ HACER CON LOS PIES"
A Sexual Fantasy
Todo lo que dijo fue una frase, pero qué frase: "No sabes la de cosas que sé hacer con los pies." Era la tarde en la que nos despedíamos, yo había ya desmontado mi piso y me volvía al día siguiente a Granada, a vivir con mi novia, tras una temporada en Valencia. Era, pues, tarde. Y yo tampoco supe qué responder... no me lo esperaba...
Meses más tarde vino a Granada. Pronto me pareció que era claro que había cuidado qué zapatos ponerse. Sus perfectamente bien proporcionados 163 centímetros de estatura ofrecían el espectáculo único de la visión de sus torneados gemelos a su talón de Aquiles, sólo interrumpido por la lengüeta de esos peep toes que dejaban asomar las puntas de los dos primeros dedos.
Tomando una copa después de comer, cruzaba las piernas, dejando sus pies de perfil hacia mí. Sabía lo que me gustaba. ¿Cómo lo sabía? Veía sus talones prietos, sus dimensiones redondeadas, la carnosidad de su empeine y el tamaño escalonado de sus dedos como algo que me hacía sentir muy desgraciado por perderme.
Se ofreció a llevarme a casa. Le reproché que era una pija por gastar dinero en un BMW mientras saltaba al asiento de atrás. Una vez iniciada la marcha, me escondí en la parte de abajo y deslicé mis brazos hacia su cintura para empezar a jugar con su entrepierna mientras ella conducía. Resoplaba... No tardó en encontrar dónde aparcar el coche. Ella permaneció en el asiento de delante mientras me pasaba el cinturón del conductor por la espalda y me clavaba a la parte posterior de su asiento. Se reclinó con la cabeza hacia el volante y me torturó así durante 10 largos minutos, pasándome sus salados dedos de los pies por la boca una y otra vez.
Cuando se vino al asiento de atrás y me soltó, yo pensaba que no iba a durar nada. Impelido más por el buen rato que estaba pasando que por ningún deber de macho, le devolví como pude todo el placer que ella me había dado. Cuando ella vio venir su final, me volvió a introducir suavemente los dedos del pie derecho en la boca... Los dos tuvimos la sensación de cerrar el círculo.
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