La bolsa de valores de mi pantalón

Cada vez que voy al banco deseo que haya mucha gente, tener que esperar un tiempo. Lo disfruto.

La culpa es de Susana, la cajera. En la treintena, siempre vestida elegante, con sus carnosos labios pintados de rojo.... No puedo dejar de mirarla. ¡Cuantas veces he fantaseado mientras esperaba!

Hoy fue distinto. Vestía una blusa roja insinuante. El pequeño escote vertical dejaba ver el excitante nacimiento de sus senos. La tersura que su piel sugería y la lencería blanca bordada que se mostraba furtivamente me hicieron lanzarme.

Mientras mi pantalón vaquero se tensaba, no pude resistirme a escribir junto a la firma del impreso de ingreso mi número de teléfono con un escueto "Te espero" y un guiño dibujado.

La idea de que me llame me ha excitado todo el día.... tal vez mañana lo haga...