Él serviría para mi venganza (y además no era feo)

Esa mañana había discutido con mi esposo (la razón ya ni la recuerdo) y llegué de muy mal humor a una fiesta de trabajo por las fiestas decembrinas. Mis conocidos intentaban saludarme pero al ver mi rostro tomaban reversa. Estaba tan furiosa con mi esposo que lo único que deseaba en ese momento era vengarme, pero no sabía como, hasta que lo vi a "él", un chistosito que intentó hacerme reír media hora atrás. "Él" me serviría para mi venganza, además no era feo.

Poco a poco se fue desalojando el lugar hasta que solo quedamos él y yo, lo veía con una fiereza que lo hacía temblar en su asiento, apagué con coraje mi cigarro y caminé directo a él, lo jalé del cuello de la camisa para que se levantara, solo pudo titubear:

-¿Qué me vas a hacer?

Le planté un beso en la boca y le respondí:

-¡Cállate y bájate el pantalón!

Obedeció ciegamente, le frote el pito con mis muslos para endurecérsela y después tumbarlo en la alfombra para hundírmela de un sentón.

-¡Huy!- fue todo lo que dijo.

Sentí como su verga se convulsionaba dentro de mí (fue deliciosos)o, lo monté, lo mordí, arañé, abofeteé a mi antojo hasta correrme (una venganza no podía saber más dulce). Cuando me iba a levantar, me detuvo de las caderas suplicándome que no lo dejara así, sonreí, me levanté y le susurré al oído:

-¡Fue delicioso poseerte!

Más que suficiente para que se corriera (no pensé que me funcionara). Nos arreglamos y al momento de salir del lugar me preguntó:

-¿Ahora que sigue entre nosotros?

-No sigue nada... ¡tómalo como tu regalo de navidad

En la noche al volver a mi casa, celebré la navidad con mi esposo y su familia, en una escapada nos metimos a un cuarto para tener el mejor sexo de ese año mi marido y yo.