Deseo en un cruce de miradas

Hay ocasiones en las que el deseo se percibe en un cruce de miradas.

Salía algo enfadado y rápido del trabajo ya que acababa de enterarme que esa misma noche recibíamos en casa la visita de mi suegra y mi cuñada. Las aprecio mucho a ambas pero entre el trabajo, los niños y mil cosas más mi mujer y yo apenas le dedicamos tiempo al sexo y yo llevaba ya un par de semanas con ganas de jugar y disfrutar con mi mujer.

Solo se me ocurrió quitarme el enfado imaginándome situaciones morbosas con las mujeres que iba cruzándome. Un juego que me gustó y divirtió bastante hasta que pasado unos minutos, a la altura de Plaza de Castilla me crucé con una mujer unos años más joven que yo, pantalón corto, morena, cara atractiva, buen cuerpo y unos ojos negros atractivos. Mientras andábamos nos miramos a los ojos y a ambos nos percatamos de una mirada mutua de deseo. Ninguno se atrevió a parar y continuamos andando, cada uno hacia su destino.

Pasados un par de minutos me paré, miré hacia atrás y di media vuelta sin saber muy bien por que. Mi sorpresa fue descubrir que ella hizo lo mismo.

Nos paramos frente a frente, nos miramos a los ojos. Después del silencio ella dijo ¿entramos al hotel? Asentí con mi cabeza, cogí su mano, reservé una habitación. En silencio fuimos al ascensor, mirándonos con deseo a los ojos, analizando nuestros cuerpos, abrí la puerta, cerré, nos volvimos a mirar a los ojos y por fin el deseo estalló.

Ropa fuera, besándonos y dejándonos llevar. De forma natural surgió ir hacia la cama y comenzar con un 69. La comí con todas mis ganas notando como ella hacia lo mismo conmigo. Fuimos recorriendo cada rincón de la habitación, sofás, cama otra vez, baño, frente a los espejos en una y otra posición según quién tomara la iniciativa.

Recuerdo correrme una vez en sus tetas, parar a besarnos apasionadamente un rato largo, no se cuanto tiempo y volver a encontrarnos en otra sucesión de movimientos y posiciones. Fuimos a la ducha, allí lo dimos todo. Nos besamos, nos duchamos juntos, nos vestimos y nos miramos por última vez.