el vibrador y la crema chantilly

A Sexual Fantasy

— By leheme

Afuera está el mar. Azul. Al entrar en el camarote viste el abrigo blanco que llevo puesto. Debajo un liguero negro cubre mi piel bronceada. Llevo un pequeño bolso con unas esposas, unos lentes, crema chantilly y un vibrador: mi arma secreta. Estás desnuda. Te pongo el abrigo, los lentes y empezamos a jugar. Soy tu discípula. Me ordenas que te haga sexo oral. Lamo tus muslos mientras tus manos acarician mi suelta cabellera. Beso tu sexo. Mi lengua explora tus labios con salidas y entradas en el hall de tu vagina. Busco tu clítoris y lo chupo como si fuera el pene perfecto. Me aprietas entre tus piernas con fuerza. Tratas de asfixiarme pero yo encuentro la vida en los fluidos que chorrean desde tus entrañas hasta mi garganta. Enajenada logro liberarme. Busco el vibrador y lo unto de crema chantilly. Te sorprendo cuando meto el falo vibrante. Arqueas tu cintura y pierdes tu virginidad conmigo. Mi mano derecha embiste mientras chupo tus pezones. Usando la punta del vibrante pene y con movimientos circulares masajeo tu sexo y escucho tus gemidos, siento tus temblores como presagio del orgasmo que se avecina. Al llegar al éxtasis gritas y me empujas fuera de control.
Con tus manos terminas de llegar y el camarote se inunda de tu olor.
La pasión se apodera de tus actos. Me obligas a ponerme en cuatro, como una perrita que espera que la consienta por fin. No sé qué intentas hacer. Descubres las esposas dentro de mi bolso y me inmovilizas las manos. Mi cuerpo es un amasijo de excitación. De rodillas detrás de mí, abres mis piernas y metes la lengua en mi culo. El placer me consume en círculos concéntricos que parten desde mi ano. Lames y muerdes mis nalgas. Con tus manos logras abrir más el hoyo para llegar aún más profundo. Te quedas allí y tu lengua como una serpiente se adentra. Mi sexo es un volcán ardiente por donde brota la lava que tanto te gusta. Tocas y sientes el fuego que quema. No aguanto. Estallo moviendo mi cintura pidiendo e implorando.
Afuera está el mar. Adentro, la crema chantilly lo barniza todo.