Busco palabras de siete letras con las que nombrar tu boca

A Sexual Fantasy

— By josegarz

Hoy estoy de vuelta y la casa está fría, la nevera vacía y la cama llena de ausencias y de labios. Descubro en las sábanas gastadas los restos de saliva que deja su boca cuando se lo hago por detrás. Su boca. El mapa de su boca. Una boca que sabe a tabaco y a menta cuando rastreo con la punta de la lengua lugares más profundos. Los lugares más profundos. El mapa de tu boca. Busco palabras de siete letras con las que nombrar tu boca: batalla, octubre, caracol, granada.

 

Lo anuncias. Te corres y nos quedamos en silencio. En el silencio del ruido de la calle a las seis de la tarde. Me gusta comerte el coño y besarte la boca después. Si muriera ¿te matarías? No. Me faltan huevos. Pasaría el resto de mis días buscándote en todas las mujeres que me salieran al paso. En unas uñas, en una espalda, en un tatuaje, en una cicatriz, en unos dedos, en un olor, en un ombligo de siete letras, en una lengua, en una arruga, en un coño... y enfrentaría la muerte con la certeza de una profunda infelicidad. El grito de un niño, el motor de un coche, la lluvia. Contigo todo duele demasiado, escribes en la pared. Mientras, el segundero modifica la espiral. Me miras. Sonríes. Tírate a quien quieras. Pero vuelve. Me meo.

 

¡Cuántas veces borracho cerré los ojos y besé las paredes de los bares recordándote! Anoche te llamé Lisboa. Me pidieron que te dibujara y te imaginé con unas manos descomunales, con ojos sin miedo, con un ombligo como vórtice de tormenta.
Leo me gustas como para convertir en mantequilla todos los tigres de las junglas del mundo entero. La noche. La noche detiene el viento que silba en las aristas. Venzo la última página del libro. Ladran los perros y la lluvia hiere los cristales. Cierro los ojos y me masturbo pensando en ti.