El placer del octavo arte

A Sexual Fantasy

— By M.S.Owen

Mírame. No, no así, sino tras el objetivo de tu cámara. Estúdiame desde todos los ángulos, acércate y aléjate, hazme cambiar de pose una y otra vez, ahora el torso, los brazos, las manos, recolócame el pelo sobre la almohada, desliza las yemas de los dedos por mi cuello.

Muéveme y diséñame a tu antojo hasta que aquello que deseas capturar pase de potencia a acto. Una vez satisfecha, acaríciame para calmar la tensión de mi rostro, besa mis labios con ternura y luego vuelve a coger tu instrumento.

Juega a hacer que la luz desvele otros rostros, otras miradas, otros seres encerrados en mí y que solo se hacen visibles en esa décima de segundo en la que aprietas el disparador.

Transfórmame en arte mientras yazco ante ti como una estatua de sal, atrapada en mi parálisis y con el deseo latiendo en mis pupilas, amándote, anhelándote, queriendo que me poseas.

Tómate tu tiempo para buscar el encuadre adecuado mientras tiemblo, empapada en sudor y otros fluidos, entregándome a ti de esta forma, una más de entre otras muchas.

Y cuando termines de juzgar el fruto de tu esfuerzo, por lo que más quieras, regresa a mí para aplacar mi ardor con el frescor de tus labios, sepárame con delicadeza las piernas y desciende por mi cuerpo sin prisa, preparando ya la siguiente fotografía…